lunes, septiembre 14, 2009

¿Moraleja?...

Había una vez un hombre que tenía poca experiencia en el amor, aunque a decir verdad no se necesita mucha experiencia para ello. Este hombre usaba algunos dones que al nacer recibió, no eran dones muy apreciados por los demás, pero eran sus armas para enfrentar la vida, y los conocía tan bien que los manejaba con destreza y fluidez, gracias a esto este hombre aprendió a caminar por la vida y a defenderse.

Un día siendo muy joven conoció a una mujer, ella al igual que él poseía los mismos dones, ambos lo percataron pero así como lo hicieron también sintieron un gran desafío, la mujer era sin lugar a dudas un tanto más experimentada en el amor, aunque para ello en realidad no se requiera mucha experiencia. Compararon sus armas, él sintió una especie de admiración y ella que tenía algo más de camino que él, se sintió dominante. El instinto comenzaba a desplazarse entre ella y él, sucedieron los hechos. La lucha fue mitigando la admiración y el dominio preparó el camino para la victoria aunque para el amor, la admiración o el dominio no sirvan de mucho.

Al pasar el tiempo, no mucho tiempo, ambos conocieron una nueva faceta de los dones recibidos, uno por un lado se percató de qué si bien es cierto el camino andado te da confianza y experiencia para seguir andando, la experiencia de conocer el dominio era más excitante y los dones se fortalecían más y ella por su cuenta reconoció que sus dones al ser símiles al de él perdían la riqueza al ofrecerlos. Ella al verse revelada en la autenticidad de su contexto, olvidó que para el amor no era muy oportuno mostrarse con aquellos dones que al ser un tanto reprobados por los demás seres humanos, serían también, repudiados por él, quien no mostró jamás sus dones ante nadie, ya de ante mano conocía de sobremanera el rechazo que estos provocaban en los demás y para ello no necesitó más camino que el que ya había andado.




PD: Quedará alguna enseñanza para la pseudo Escritora?




(A veces cuando se tiene en frente un espejo de sí, poseer los instintos de Narciso es un arma de doble filo… ilustro mi patetismo)