domingo, septiembre 20, 2009

Allá, acá, ella, él.

No me imaginaba que era lo que estaba pasando allá. No sabía que era lo que me estaba pasando a mí acá, ni a ella ni a él, ni a ellos, aunque a ellos le pasaba creo lo de siempre. Porque ellos si que son predecibles, predecibles y simples… pero hablo de esa simpleza que solo te la puede dar la nobleza y la pureza.

A ella le pasaba un poco lo que a mí, pero ella a diferencia de mí, la paciencia y la entereza de un suspiro, una mirada de armadura y compresión y una sonrisa para acompañarme ni siquiera dándose cuenta cuanto es que aquellas tres cosas me podrían sostener tanto. A ella creo conocerla y por ello entenderla, porque miro a sus ojos y ahí me reflejo y me veo tan linda en la mirada que me devuelve, aquellos ojos son su alma, en cuya alma hay para mi el reflejo de mi yo más autentico y desnudo, mi lado mas simple y por cierto el más oculto quizás porque razón.

Y él… bueno de él si que podría escribir mucho, pero ¿para qué escribir tanto si una sola palabra lo abarca en todo su contexto? “AMOR”.

Allá. De allá si que no sé ni entiendo nada y me inquieta, no me amarga ni me cambia el animo, simplemente me inquieta y por ratos me distrae y quién sabe lo que de verdad este pasando allá y ahí en esa mente que poco piensa… y que por ser así más me inquieta en realidad.

¿Qué pasa acá? Aquí pasa mucho, entre recuerdos de corto y largo plazo, ansiedades, inquietudes, escalofríos, risas, penas, chistes, celebraciones, brindis, Barceló, Escudos vino blanco chirimoya, helado, carnes, verdades y mentiras. Que gran bifurcación puede nacer de la mezcla de estos sustantivos emotivos y la mezcla gramatical que resuelve mi entendimiento que aunque entienda y no demarcan mi naturaleza.

Duda, convicción, simpleza y AMOR, en desorden claro, nunca mis prioridades las enumero como corresponden pero bah! Es culpa de la disociación del tiempo del recuerdo y de hoy.