jueves, septiembre 08, 2011

Realmente sí tengo memoria

Es media noche, sentada, obtusa, desmaquillada, sola. Pero quiero estarlo, todas esas cosas y sentirlas, cierro los ojos y me distraigo de mi misma porque hay momentos que me fastidio que me siento bruta y así, a ojos cerrados es más fácil omitirme, hacer síntesis de lo que esta lleno mi cerebro. Fastidiosa y cursi la mezcla más malditamente perfecta para profanar mi longevidad, a ratos sorbetéo un vaso repleto de alcohol con bebida oscura con un par de hielos que de tanto chocarse entre si y desparramarse en la superficie del vaso ya son apenas unas manchitas blancas que luchan por sobrevivir sin tener algún sentido y me río de ellas porque se asemejan a las manchitas casi blancas, casi extintas que luchan por sobrevivir en mi alma también sin tener sentido para ello y como si fuera tan sencillo o tan complicado o realmente tan livianas. Pudiera decir que la memoria de un momento a otro comenzó a funcionarme, pero sería decir poco y no acostumbro a eso, podría decir que este estado es momentáneo y que es verdad y que es mentira también porque nada es tan realmente como se muestra y eso corre para todo incluso podría contarles mi historia lo que sería aun más inconsistente, absurdo y no se si usar otro adjetivo simplemente porque no se aplicarlos, pudiera ponerme a teclear verbos porque aquellos si son mi fuerte pero hoy no, porque hoy estoy excluyéndome, ya no hay hielos sobre mi trago pero mi alma se ha plagado de manchitas en la lucha de sobrevivencia pero “putas” que han sido obstinadas y eso habla de mi, quisiera adornar algunas frases para lograr un buen síntesis mientras relato mi historia, una historia y comenzar diciendo que, Recuerdo las veces en que jugábamos a despedirnos con las manos vacías y el corazón repleto. No teníamos nada, sólo existíamos, pero la angustiosa distancia nos carcomía. Cuando nos ansiaban a cada paso la noche desbordante de brisas, de ganas gustosas, de sabores, de nostalgia… El juego de ambos como una artificial explicación para la distancia; pero estábamos contentos.

Aquellas imágenes que construimos durante 96 horas, que juntos descubrimos a pesar de la incertidumbre. Los ojos que leímos y las sábanas extrañas en donde no abrimos nuestras pieles. Alguna caricia torpe que se quedó latiendo en nuestras almas.

me sostengo recordando los únicos besos: nuestra sangre hervía y el dulce aroma de tus labios eran nuevas puertas a lo infinito, puertas que abrimos más de una vez. Me volvía trémula con la noche y encontraba entre tu polera de súper héroe el refugio donde quería enredarme el resto de las obscuras horas que nos quedaban. Mis sueños parecían de papel cuando en los bolsillos guardaba la esperanza de verte y en medio de la calle, dos días más tarde, mi dolor crecía al ver realizado todo el amor con un adiós que no tenía reversa. Y Ud. vino cuando necesitaba teorizar sobre Estar y Ud. cuando me sentía desplazada por mi inseguridad y volvías devolviéndome insustancialmente a decirme “estoy aquí” como réplica del terremoto que me dejaste.

Los sueños se vuelven reales cuando los acunas y trabajas en ellos sin que te importe cultura, fe o soledad. Recuerdo al Fauno y la Ninfa; seres inverosímiles que dibujaron su propia historia y, entre néctares, arrebataron sus cuerpos desde el espíritu. Así como lo intenté “sola” bien sola. Me gusta recordarnos, amor. Me gusta porque no hay nada más verdadero que el origen y nada más real que nuestra historia.
Entonces, ¿cómo amedrentar nuestros pasos cuando hay tanto qué decirnos, cuando nuestro pasado aún palpita dentro? ¿Cómo omitir el aroma que nos atrajo del otro, el néctar que prometió sinceramente hacernos fuertes, como dioses, par de seres que iluminaban la noche? ¿Cómo, amor, perder el ansia y el delirio?

La historia está escrita. Y si le duele el hastío a nuestros pasos, quizás podamos detenernos para salvarnos bajo el amparo de un beso profundo… y seguir, pero te quedaste y no me di cuenta. La luna esta creciente y en unas dos semanas más podrá devolverme las suaves pinceladas de inocencia que descubrí cuando luego de besarte iluminaban tu rostro, pero es tarde porque la medianoche se ha ido hace rato y las princesas se marchan, y estoy aquí vencida, sola desmaquillada y obtusa. No me he ido aún simplemente porque no soy princesa y porque nada gano y nada pierdo, porque en realidad no era un juego, era la realidad mas violenta que me ha existido.

2 Comments:

Blogger wally said...

Bonitas letras...vuelves al ruedo...felicidades...

miércoles, septiembre 28, 2011 6:47:00 p. m.  
Blogger Eleanor Rigby said...

Siempre se regresa, escribir este blog a sido una experiencia importante, lo he disfrutado mucho.

Gracias por pasar..

lunes, octubre 03, 2011 6:14:00 p. m.  

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